Juan Carlos López Medina, presidente nacional de la APFS.
Cuando una pareja con hijos decide separarse, el proceso no solo implica el fin de una relación, sino la reorganización de la vida de los menores. No es solo una cuestión legal, sino emocional, psicológica y social. En este contexto, la intervención de abogados especializados en derecho de familia es fundamental. Aunque cualquier abogado puede tramitar una separación, la diferencia entre un abogado generalista y uno experto en familia es abismal cuando se trata de garantizar el bienestar de los hijos y la justicia en el proceso.
El derecho de familia es un área compleja que involucra aspectos legales, psicológicos y sociológicos. No se trata solo de redactar documentos de divorcio o establecer un régimen de visitas, sino de comprender la dinámica familiar y prever las consecuencias de cada decisión legal en la vida de los menores.
Un abogado especializado en familia no solo conoce la normativa vigente, sino que tiene experiencia en la interpretación de sentencias y en la negociación de acuerdos que protejan el interés superior del niño. Un abogado no especializado podría abordar el caso como una simple disolución de contrato, sin considerar los matices emocionales y jurídicos que implica la ruptura familiar.
Cuando la separación no es amistosa y se convierte en un proceso contencioso, contar con un abogado experto en familia es crucial. Un letrado sin experiencia en esta área puede desconocer estrategias procesales clave, lo que podría traducirse en desventajas para su cliente y, lo que es peor, en perjuicios para los hijos.
Los abogados especializados en familia dominan la jurisprudencia en torno a la custodia compartida, la pensión de alimentos, la patria potestad y otros aspectos fundamentales. Además, están acostumbrados a tratar con jueces y fiscales que trabajan en esta materia, lo que les permite anticiparse a posibles resoluciones y preparar argumentos sólidos.
No solo los abogados deben ser especialistas en derecho de familia; jueces y fiscales también deberían estar altamente capacitados en esta materia. Una justicia efectiva en temas de familia no puede depender de la interpretación subjetiva de un magistrado sin formación específica en el impacto psicológico de la separación en los menores.
En algunos países, los jueces de familia reciben formación específica en derecho de menores y psicología infantil, lo que les permite emitir sentencias más justas y adaptadas a la realidad de cada caso. Sin embargo, aún existen jurisdicciones donde un juez que normalmente atiende casos penales o mercantiles puede ser asignado a un caso de derecho de familia sin la preparación adecuada, lo que puede derivar en decisiones perjudiciales.
Asimismo, los fiscales que intervienen en casos de separación y custodia deberían tener formación especializada. En su rol de garantes del interés público, deben velar por los derechos de los menores y asegurar que no se vulneren sus derechos en disputas entre progenitores.
Los abogados especializados en familia no solo litigan; también actúan como mediadores y asesores para prevenir conflictos. A diferencia de un abogado generalista, que puede centrarse en "ganar" el caso para su cliente, un especialista en familia tiene una visión a largo plazo y busca soluciones que minimicen el impacto negativo en los menores.
Por ejemplo, en lugar de fomentar una batalla judicial prolongada, un buen abogado de familia intentará negociar acuerdos equitativos que permitan a ambas partes mantener una relación parental saludable. Esto no solo ahorra tiempo y dinero, sino que también evita que los hijos sean testigos de disputas innecesarias.
La Asociación de Padres de Familia Separados (APFS) presta todos los mecanismos legales para optar a un profesional de familia, así como mediadores y psicólogos que velarán siempre por el interés del menor por encima de cualquier otro. Esta organización facilita el acceso a expertos en derecho de familia, garantizando que los procesos de separación se lleven a cabo con la mayor justicia y equidad posible. Su labor es clave en la orientación de los progenitores y en la búsqueda de soluciones que protejan a los niños de las consecuencias negativas de una separación mal gestionada.
El derecho de familia no es un área en la que se pueda improvisar. Acudir a un abogado especializado en separaciones con hijos es una inversión en la estabilidad emocional y legal de los menores. Un abogado generalista puede redactar un convenio de divorcio, pero no necesariamente tendrá la experiencia y sensibilidad necesarias para defender con éxito los derechos de los niños en un tribunal.
De igual forma, la formación y especialización de jueces y fiscales en derecho de familia es un factor clave para garantizar que los procesos se lleven a cabo con el debido conocimiento y sensibilidad. La justicia familiar no debe ser tratada como una rama menor del derecho, sino como una disciplina compleja que requiere profesionalización y actualización constante.
En definitiva, elegir a un abogado experto en derecho de familia no es una cuestión de capricho, sino de responsabilidad. El futuro de los hijos, su bienestar emocional y su desarrollo personal dependen en gran medida de cómo se maneje legalmente la separación de sus padres. Y en esta tarea, la especialización marca la diferencia.
Comentarios